Por lo general, conducir un vehículo se ha vuelto algo normal, cotidiano. Esto, aunque por un lado es una buena señal y ayuda a que se establezcan ciertos criterios, también acarrea problemas muy serios que, por desgracia, suele ser más común que la aparición de criterios lógicos. Los problemas se centran básicamente en la aparición de costumbres poco adecuadas para el mejor de un vehículo por lo que antes comentábamos, manejar un vehículo se ha vuelto algo cotidiano y para muchas personas es algo tan normal como caminar.
Esto puede suponer un descenso de la atención y la aparición de costumbres que puede derivar en accidente o en una merma de las capacidades de protección de los sistemas de seguridad. Un ejemplo claro es conducir con el abrigo puesto o con guantes de lana o de nieve. El abrigo reduce la efectividad del cinturón de forma alarmante y se reduce la movilidad en exceso. Conducir con guantes de lana o de nieve es una auténtica locura, ya que la lana no permite sujetar el volante con soltura y los guantes de nieve reducen el tacto y la sensibilidad hasta niveles muy altos.
Sin embargo, una de las acciones más comunes y completamente normalizada, supone un riesgo enorme para la seguridad: conducir con chanclas o descalzo. Usar un calzado adecuado es vital para la seguridad, ya que nos permitirá manejar los pedales con soltura y obviamente, son consistencia cuando sea necesario, caso de una frenada de emergencia por ejemplo. Usar chanclas para conducir es algo muy normal cuando llega el calor, pero por más que se explica la situación, nada cambia y todos los años vuelve a ocurrir.
¿La normativa dice algo al respecto?

Hay un problema de base al conducir con chanclas: no hay una ley que diga nada al respecto. Esto quiere decir que, en realidad, no está prohibido, pero nos podrán multar por hacerlo. Es un poco ilógico, pero en realidad, tiene su lógica. El Reglamento General de Conductores dice expresamente que el conductor está obligado a mantener la libertad de movimientos, campo de visión y posición adecuada, al igual que en otro apartado dice expresamente que los conductores deben estar en todo momento en condiciones de controlar su vehículo.
Con esto en la mano, cualquier Guardia Civil podría multarnos por conducir con chanclas y sería totalmente legal, ya que está en manos del agente el considerar si las chanclas pueden impedir el libre movimiento y el total control del vehículo al conductor. Y además, por si alguien se cabrea al leer esto, hay que decir que el agente de la Guardia Civil tendría toda la razón en multar a quien conduce con chanclas.
La cuestión es que las chanclas reducen considerablemente la capacidad del conductor al no ser un calzado que se sujeta totalmente al pie. Se mueve, se puede quedar enganchado entre los pedales y puede provocar que no pisemos ni accionemos los pedales con la diligencia suficiente. Y esta es la base sobre la que cualquier agente de la Guardia Civil nos acabará multando por conducir con chanclas. De hecho, ocurre una cosa muy llamativa y es que en todos los países se recomienda no conducir con chanclas y también se multa si los agentes de tráfico pillan haciéndolo. De todas formas, para todos aquellos que quieran conducir con chanclas, la multa es de tan solo 80 euros y no conlleva pérdida de puntos…
¿Cómo debe ser el calzado para conducir?

Dicho esto, no está de más que demos algunos consejos sobre cómo debe ser el calzado para conducir y así despejar dudas. Lo mejor de todo es que no se trata de nada del otro mundo, ya que lo más importante es que sea un calzado que sea flexible, que se adapte a los movimientos de los pies, que esté bien sujeto y a ser posible, que la suela no sea muy gruesa para que nos permita sentir bien el pedal. Es decir, cualquier zapatilla de suela fina y cualquier zapato de suela sin plana.
Por supuesto, tacones, cuñas, plataformas o cualquier calzado con suela muy gruesa quedan descartados para conducir. Es más, si la Guardia Civil de Tráfico nos viera conducir con ese calzado, tendríamos la misma multa que al conducir con chanclas: 80 euros.
Conducir descalzos tampoco es algo recomendable. Al llevar un calzado, disponemos de una plataforma semirígida y más amplia que la planta del pie que nos permite accionar los pedales con mayor soltura que descalzos. Conducir sin calzado puede suponer también lesiones en el tobillo al no contar con una buena sujeción y faltarnos esa plataforma sobre la que apoyarnos. Podéis probarlo en cualquier momento y veréis que lo más llamativo es que los pedales resultan muchísimo más duros de accionar.