Durante los últimos años se han ido creando diversas fórmulas para disponer de un vehículo, que por el cambio de mentalidad de los usuarios y el cambio de las condiciones de la sociedad, estaban tomando muy buena popularidad. Fórmula que a decir verdad, no son nuevas y que llevan ahí varios años, aunque en Europa no habían tenido una acogida como por ejemplo en Estados Unidos.
Hablamos de fórmulas como el carsharing, que básicamente es un alquiler de vehículos o como se le llama, un pago por uso de vehículos. Una forma de tener un vehículo siempre que lo necesites aunque sean unos simples 15 minutos. Aun alquiler convencional no contempla, ni tiene previsto hacerlo, alquileres de tan poco tiempo. Otra fórmula, quizá menos segura y más “delicada”, es compartir el coche en viajes con otras personas, totalmente desconocidas. Se comparte gastos y no se viaja solo, mientras que las personas que no tienen vehículo disponen de transporte cuando lo necesitas.
No obstante, la fórmula que más popularidad ha logrado ha sido el renting, el alquiler de coches de larga duración que ha logrado encandilar a cientos de miles de personas. De hecho, el renting ha ganado clientes a miles desde hace dos años y acapara el 20% de las matriculaciones en España. Los usuarios han visto una oportunidad en el renting y han ido a por ello de forma masiva.
Alquiler de larga duración con todo, o casi todo, incluido

El renting no es un regalo, aunque tampoco se puede decir que sea una opción realmente cara si hacemos las cuentas. Básicamente se centra en ofrecer un alquiler de larga duración, de media unos dos años, que lo incluye casi todo. Es decir, además del coche, el contrato estipula que el mantenimiento, el cambio de neumáticos, impuestos, seguro y averías, están incluidos en la cuota que el usuario paga todos los meses. Lo único que no se contempla es el consumo de carburante, las multas y el estacionamiento regulado.
Dicho de otra forma, a través del pago de una cuota mensual, se puede tener un modelo de última generación con todo incluido a excepción de combustible y multas. Además, cuando se acabe el contrato existen varias opciones al respecto, que van desde quedarse con el coche otra temporada mediante un nuevo contrato, cambiarlo por otro o no renovar el contrato y volver a ser un peatón.
Por otro lado, también hay puntos a destacar del renting que no se tienen en cuenta. Sobre entre particulares, porque entre profesionales es una fórmula muy explotada en España para flotar de empresa o coches de representación. Por ejemplo, hay muchos particulares que siempre han deseado tener determinados vehículos, pero por sus posibilidades económicas o bien no les conceden el préstamo o no pueden financiarlo. Con el renting es más sencillo acceder a esos modelos, ya que no necesita pedir financiación ni tienes que quedarte con el coche durante toda la vida. El contrato mínimo son dos años, luego puedes devolverlo. Y no es lo mismo pagar dos años de cuotas, que pagar seis o siete.

En el terreno profesional las cosas son mucho más claras desde hace mucho, mucho tiempo. El renting es una opción muy interesante, tanto que comprar un vehículo para trabajar no tiene sentido. Con el renting se puede desgravar el I.V.A., se puede desgravar el I.R.P.F. y el impuesto de sociedades. El renting para empresas se considera un gasto necesario para realizar la labor profesional y se trata de un gasto que se deduce de forma inmediata. Además, para los profesionales reduce el coste total de propiedad al no tener que pagar el vehículo entero, sólo lo que dure el contrato.
Hay un puto muy interesante tanto para particulares como para profesionales (para estos últimos mucho más) y es que con el renting, la imagen personal gana muchos enteros. Poder renovar el coche cada dos años, hace mucho por la imagen de la persona al tener siempre lo último disponible en el mercado. Para un particular no es más que una satisfacción personal, pero para un profesional puede suponer ganar o perder clientes.
Otro apartado que quizá se debería tener en cuenta, tanto en el caso de los particulares como de los profesionales, es la capacidad de adaptabilidad a las circunstancias. En el caso del profesional puede adaptar el coche a las necesidades con relativa agilidad y si cambia algo laboralmente hablando, poder hacerle frente. Para un particular supone poder contar con un coche deportivo y juvenil, pudiendo acceder a una más grande y familiar cuando ésta aumente y no tener que lidiar con la venta del “viejo” coche y la búsqueda de uno nuevo.
¿Merece la pena el renting para particulares?

La compra de un coche es algo que debe meditarse, conlleva muchos gastos que no todo el mundo tiene en cuenta encontrándose después con sorpresas desagradables. Con el renting está todo previsto y se está cubriendo todos los meses, sin que tengamos que preocuparnos por enfrentar algo desagradable, pues las averías también se cubren con la cuota mensual.
Saber si el renting es una fórmula interesante para un particular no es fácil de responder, depende de cada persona y sus necesidades. De todas formas, hay dos formas de renting: renting fijo y renting flexible. El primer son mínimo dos años de contrato, el otro es un contrato en el que no quieres comprometerte en el tiempo que lo usarás. La segunda opción es más cara porque la empresa debe tener en cuenta posibles pérdidas, pero es bastante cómodo para muchas personas, pues tienen el coche que necesitan cuando lo necesitan.
Hay cosas que para un particular sí son muy interesantes, como es el ahorro de costes. Cuando adquieres un vehículo, tienes que hacerte cargo durante todo el tiempo que se tenga la propiedad o bien, hay que venderlo. En el caso del renting no es así, cuando se acabe el contrato se acaba el gasto. Además, tener el coche en casa supone una sola cuota todos los meses, no hay que estar pendiente de impuestos, seguro o averías.